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domingo, 6 de noviembre de 2011

Confesiones de Picasso

Sin mucho preámbulo, quiero compartir un texto muy esclarecedor...aunque ya tenga muchos años.
Picasso sabía ya en los años 60, y casi a manera de predicción, que el arte y la figura del artista ya no existiría más...o por lo menos no el su sentido más estricto.

Quizá si saliéramos en la tele...a lo Luly...ajjaja..no, quizá no.



Texto íntegro de las declaraciones hechas por Pablo Picasso a la revista de L´ Association Populaite des Amis de Musées, “Le Musée vivant” nº 17-18 del año 1963.

“Cuando yo era joven, igual que todos los jóvenes, tuve la religión del arte, del gran arte; pero con el correr de los años me he dedo cuenta de que el arte, tal y como se lo concebía hasta finales de 1800, está ya acabado, moribundo, condenado, y que la pretendida actividad artística, con todo su florecimiento, no es más que la manifestación multiforme de su agonía. Los hombres se apartan, se desinteresan cada vez más de la pintura, de la escultura, de la poesía; aparte de las apariencias contrarias, los hombres de hoy tienen puesto su corazón en otra cosa muy distinta: las máquinas, los descubrimientos científicos, la riqueza, el dominio de las fuerzas naturales, y de todos lo territorios del mundo. Nosotros ya no sentimos el arte como una necesidad vital, una necesidad espiritual, como era el caso de los siglos pasados”.

“Muchos de entre nosotros siguen siendo artistas y ocupándose del arte por unas razones que tienen muy poco que ver con el verdadero arte, sino por espíritu de imitación, por nostalgia de la tradición, por inercia, por el gusto de la ostentación, del lujo, de la curiosidad intelectual, por moda o por cálculo. Viven todavía por costumbre y por esnobismo, en un reciente pasado, pero la gran mayoría de ellos, en todos los medios, no tienen ya una pasión sincera por el arte, al cual consideran, todo lo más, como una diversión, un ocio y ornamento”.

“Las nuevas generaciones, amantes de la mecánica y del deporte, más sinceras, más cínicas y brutales, irán dejando el arte, poco a poco, relegado a los museos y las bibliotecas, como una incomprensible e inútil reliquia del pasado. En el momento en que el arte ya no es alimento de los mejores, el artista puede exteriorizar su talento en toda clase de tentativas de nuevas fórmulas, en todos los caprichos y fantasías, en todos los expedientes de la charlatanería intelectual. El pueblo ya no busca ni consuelo ni exaltación en las artes. Y los refinados, los ricos, los ociosos, los destiladores de quintaesencias, buscan lo nuevo, lo extraordinario, lo original, lo extravagante, lo escandaloso. Por mi parte, desde el “cubismo” y más lejos aún, he contentado a esos señores y a esos críticos con las múltiples extravagancias que me han venido a la cabeza, y cuanto menos las han comprendido, más las han admirado. A fuerza de divertirme con todos esos juegos, con todas esas paparruchas, esos rompecabezas, acertijos y arabescos, me hice célebre rápidamente. Y la celebridad significa para un pintor: ventas, ganancias, fortuna, riqueza”.

“En la actualidad, como sabéis, soy célebre y muy rico. Pero cuando estoy a solas conmigo mismo, no tengo el valor de considerarme artista en el sentido grande y antiguo de la palabra”.

“Ha habido grandes pintores como Giotto, Tiziano, Rembrandt y Goya. Yo no soy más que un bufón público que ha comprendido su tiempo. La mía es una amarga confesión, más dolorosa de lo que pueda parecer, pero que tiene el mérito de ser sincera”.

martes, 16 de agosto de 2011

Publico y Privado, 1ª parte, observación

Intervenciones públicas y no tanto



Durante las últimas semanas, y por baches en mi horario de trabajo, he dedicado una gran cantidad de tiempo a caminar por mi ciudad natal, redescubriendo algunas cosas en la calle y observando otras nuevas.
Rancagua es una ciudad que se sostiene en una economía predominantemente minera y agrícola, en donde la esfera cultural gira en torno a eventos tradicionales como el festival “Chile canta en el Cobre”, el concurso de pintura Samuel Román y otras pequeñas iniciativas impulsadas por el CNCA y la Municipalidad, las cuales brindan servicios de realización de talleres artísticos y otras actividades similares a la comunidad.

Muchas cosas han aparecido a mi paso durante estas jornadas turístico-flaneurísticas pero, como pasa cuando uno tiene una idea metida en la cabeza, mi percepción se ha vuelto especialmente selectiva con respecto a las intervenciones en espacio público, específicamente las que están instaladas en la Alameda y sector Centro de Rancagua. Todo un tema.


En mi investigación sobre intervenciones en el espacio público he encontrado recurrentemente, textos que hablan sobre Sitios específicos, el Lugar, el Espacio, etc., dirigiendo el discurso siempre desde la perspectiva de la obra, es decir, como una especie de comentario sobre objetos de arte, land art, o acciones performáticas, que señalan un lugar, diferenciándolo de otro o apuntando al espacio-tiempo donde son realizadas.

Desde este paradigma, comencé buscando cual era la relación (si es que existía alguna) de las esculturas de la Alameda para con su sitio y tiempo específico de emplazamiento, tema que dio para muchas vueltas y revueltas. He aquí algo de lo que encontré:

El Minero: Gran volumen de metal, que ilustra una situación de trabajo. Un hombre con una herramienta, penetrando una gran roca para extraer luego el mineral.



-Serie de Presidentes: Bustos de algunos presidentes de Chile realizados en piedra, sin criterio definido que corresponda a una época o partido político en especial, algo así como una “selección aleatoria”. No se observa autor ni año de realización.



...Se vienen más y luego el comentario...